Descripción |
La escena de nuestro lécito se desarrolla en el interior de una casa: una mujer se prepara para el baño, atendida por su criada que le tiende un exaliptro, un vaso de perfumes característico del ajuar femenino. Pero quizás podamos ver aquí, realizando una doble lectura de la escena, un nuevo sentido oculto bajo una apariencia de cotidianeidad: es la preparación para el baño ritual de la doncella antes de su boda y, tratándose de un vaso funerario, de su boda en el Hades.
La existencia de la mujer se configura en el mundo griego a través de la boda, pues sin ella su vida está incompleta, inacabada. El tránsito de doncella a mujer debía cumplirse, si no en vida, tras la muerte. En el reino de las sombras, en el Hades, espera el novio Plutón, dios de los Infiernos, a las muchachas que han muerto sin casarse. La muerte, entendida también como un rapto, reproduce aquel momento mítico en el que Plutón robó a Perséfone, también llamada Core -muchacha-, y se unió a ella para convertirla en Señora del Hades. Para la novia, una nueva Core, la tumba será el tálamo nupcial, y el reino de las sombras su nuevo hogar.
Una inscripción pintada, Hygiainon kalós, "Higinio es bello", celebra al efebo de moda en la Atenas de estos años. La sobria belleza de nuestras figuras, la atmósfera idealizada de la escena, el estudio del interior humano cuya expresión exterior está siempre presidida por la sophrosyne, son exaltación no sólo la belleza física de los personajes, sino también de su belleza moral, cualidades indisolublemente unidas.
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